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Excelentes noticias para la industria azulejera italiana: según las cifras preliminares de Confindustria Ceramica y Prometeia, las ventas globales alcanzaron los 458 millones de m2, un 12% más que en 2019, el año anterior a la crisis.

Las cifras también son buenas en el ámbito de la exportación, con un +15% en 2020 y un +13% en 2019. En particular, aunque el crecimiento de las exportaciones afecta a todos los mercados, las mejores cifras corresponden a Estados Unidos, Alemania, Bélgica y los Países Bajos.

Las ventas en Italia vuelven a crecer después de 20 años (+9% en 2019).

Sombras al crecimiento: aumento de precios

Aunque las cifras del sector son más que alentadoras, el crecimiento corre el riesgo de estancarse debido a los altos precios de la energía y las materias primas.

El presidente de Confindustria Ceramica, Giovanni Savorani, explicó que la factura energética de la industria cerámica italiana solía ser de 250 millones de euros al año, mientras que hoy, con un aumento del 400% en los precios, podría alcanzar los mil millones de euros,

"una explosión de costes insostenible" para el sector.

Laevolución positiva del mercado y de la demanda nos permitirá cerrar las cuentas de este año con una nota positiva, pero no podemos alegrarnos en absoluto", dijo Savorani, "el fortísimo crecimiento de los costes de todos los factores de producción está poniendo a prueba la competitividad presente y futura de nuestras empresas. Quizás por primera vez en nuestra historia estamos viviendo una paradoja: estamos llenos de pedidos de todo el mundo que chocan con tensiones muy altas en los márgenes".

El aumento exponencial del coste del componente energético se debe también a los precios del ETS, que han pasado de 20/25 euros por tonelada a 85 euros.

El aumento de los precios también afecta a otros insumos, como el cartón, los palés y el film retráctil. Las materias primas también merecen un debate aparte: además de las subidas de precios, a menudo hay escasez en el mercado, lo que impide a las empresas producir según lo previsto.

A todo esto hay que añadir la crisis del transporte marítimo, empezando por la fortísima subida de las tarifas de los fletes marítimos y la dificultad de encontrar contenedores. Esto provoca retrasos en las entregas y un aumento muy severo de los costes.